CRÓNICA DE CINE
Yamil Díaz Gómez
Me gustan las películas donde ganan los malos.
El cine fue inventado para que los protagonistas
regresen vivos de todas las batallas;
pero sin malos no habrá batallas ni protagonistas.
De no existir los malos,
¿quién bajará al infierno por rescatar a una mujer?
De no existir los malos, ¿cuál pretexto
inventarán los buenos para sobrevivir?
Lo único eterno son los malos.
Sin amar a los malos no hay grandeza;
es demasiado fácil estar de acuerdo con la diva o el galán.
Me gustan las películas donde ganan los malos
porque nadie más malo que yo mismo.
Yo reparto boletos. Yo prendo el proyector.
Anuncio en cartelones las escenas del crimen o el rapto de la novia.
El cine fue inventado para pagar por que otros sufran.
Ahora cientos de malos vienen a mi taquilla,
lanzan al aire su moneda firme:
menos su propia maldad, todo lo apuestan por el héroe.
Ahora no existe nadie más malo que yo mismo.
Yo fijo el precio por mirar un falso porvenir.
Y abro la puerta.
El cine fue inventado para pagar por que otros sufran.
El cine fue inventado
para ponerle voz a la desgracia.
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